¡QUE NO OS SEPAREN! - Los bebés humanos están altamente preparados para su hábitat
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Los bebés humanos están altamente preparados para su hábitat

El ser humano al caminar sobre dos piernas necesitó tener la pelvis estrecha. Por este motivo no podemos parir un bebé lo suficientemente desarrollado para que pueda caminar y estar lejos del cuerpo de su madre, como hacen la mayoria de los mamiferos.




El bebé humano reconoce a su madre y sabe buscar alimento.


El ser humano al caminar sobre dos pies necesitó tener la pelvis más estrecha. Esto comprometió el tamaño de nuestro cráneo en el momento del nacimiento. Para solucionar este problema la naturaleza programó al ser humano para nacer inmaduro físicamente y desarrollarse posteriormente en compañía de su madre. El volumen del cerebro de un bebé es el 25% del que tendrá en la edad adulta. Los chimpancés nacen con un 45% del tamaño final. Observamos en otras especies animales un mayor desarrollo físico en el momento del nacimiento; la mayor parte de los mamíferos caminan a las pocas horas o días del nacimiento y muestran habilidades motoras y físicas superiores al bebé humano. Sin esas habilidades no sobrevivirían en su hábitat. De igual forma el recién nacido humano muestra todas aquellas habilidades neuroconductuales que le son necesarias para sobrevivir en su hábitat.

Su hábitat es el pecho de su madre y el bebé muestra unas habilidades notables en él siendo capaz de dirigirse sin ayuda al pezón y prenderse de él para alimentarse.


La madre sabrá cuándo
su bebé necesita abandonar la
posición canguro.

El bebé duerme y se mantiene caliente arrimado a su fuente de alimento y crece lentamente mientras adquiere nuevas capacidades. En algún momento sus brazos fuertes rechazan el abrazo constante de su madre y pide ser girado para ver el mundo o para descansar sobre una superficie diferente. Más tarde reclamará ser depositado en el suelo para buscar nuevas experiencias. En palabras de Nathalie Charpak "Es como si reclamase nacer (...) finalizar la posición canguro" Algunos bebés tolerarán ser llevados piel con piel únicamente algunas horas al día y otros lo reclamarán durante mucho tiempo. Las madres saben cuándo la posición canguro incomoda a su bebé.

En el caso de los niños nacidos prematuros hay que preservar ese hábitat con especial interés. Nathalie Charpak lo expresa así en su libro El bebé Canguro: "Vale más, pues, dejarle completar tranquilamente el tiempo perdido. Si saliese de la posición canguro siendo demasiado pequeño correríamos el riesgo de provocar una hipotermia. Si fuese un poco mayor pero insuficientemente desarrollado necesitaría demasiadas calorías para producir calor y su crecimiento sería inferior al que habría podido ser si hubiese permanecido en posición canguro".

Hasta que la criatura desea abandonarlo, el hábitat del bebé humano es el pecho materno y es de vital importancia que comprendamos este hecho para favorecer su salud. No esperaríamos que un cactus sobreviviera en el ambiente de Laponia, no forcemos a los bebés a adaptarse a un medio que no es el suyo.

p&i

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